Querida Wendy:
Te escribo porque tenía un montón de cosas que contarte. Lo primero, quería decirte que hacía mucho que no nos vemos. Y que aquí, en Nunca Jamás, te echamos mucho de menos. Que tus recuerdos no hay ni un día que no se paseen por mi mente, recordando aquellos largos vuelos por las estrellas, aquellos paseos por el bosque, corriendo para cogerte y poder abrazarte. Que no me olvido de los celos de Campanilla, ¿te acuerdas cuándo te empujó y te tiró al agua?, te enfadaste muchísimo, pero al anochecer se te olvidó, esa noche nos la pasamos mirando las estrellas, y contando a todas y cada una de ellas. Todos esos pensamientos nunca se me irán de la cabeza, igual que como no creceré, no se me olvidarán ni uno.
Desde que te fuiste Nunca Jamás no ha vuelto a ser lo mismo. Ni siquiera Campanilla es la misma de antes, ahora brilla un poco menos. Aunque no lo quisiera aceptar por culpa de sus celos, te quería y te sigue queriendo. Que aunque me lo niegue la he visto triste, al recordarte. Desde que te fuiste aquí los días están un poco más nublados, hasta el capitán Garfio hace menos de las suyas, ya no le veo tanto como antes. Todo ha cambiado.
Por todo eso y porque no sé cómo decírtelo, por cada momento en el que te he estado recordando, por cada recuerdo, y por el brillo de tu sonrisa, quiero decirte que dejes abierta la ventana de tu habitación todas las noches, porque esto es insoportable. Que te quiero aquí de vuelta, por cada dedal que nos dimos, por cada uno de los momentos que vivimos juntos, quiero que dejes las ventanas abiertas porque iré cada día a buscarte, hasta que consiga que vengas, y si hace falta incluso te raptaré.
Sin nada más que decirte, y porque el lápiz se me está acabando de tanto sacarle punta, de escribir y borrar, me despido, mejor dicho nos vemos pronto. Porque aunque no estés aquí vives en cada sueño mío. Nos vemos pronto Wendy, espérame
Peter Pan.
Copia y pega
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